marzo 17, 2014

Cosechando el futuro

El Reloj ya no solo marca las horas del día para mi. Marca los minutos, los segundos y hasta las centésimas de segundos en este juego de la vida que de repente ha tomado un curso acelerado, propenso a giros inesperados, y que aunque esten trazadas las metas, brinda un futuro que más incierto no pudiera ser.

Llegó la hora...y no de dormir, o de comer, o de salir a fiestar, o de bañar al perro; muy al contrario, es hora de tomar decisiones. Es hora de mostrar la madurez y firmeza que, no en vano, nos ha otorgado el tiempo y consigo la experiencia, teniendo en cuenta que esto de ser medico acelera ese proceso. Y es preocupante que, apenas a mis 24 años , me encuentre a mi misma expresándome de esta manera y teniendo este tipo de reflexiones, puesto que estoy viviendo la época dorada de mi vida, esos años de juventud y 'gozadera'  que nos recuerdan los padres a cada momento con esa sonrisa y ese brillo especial en los ojos al contar sus anécdotas... pero siento que no es lo mismo cuando te decides a estudiar algo que precisamente en estos años de mayor lucidez y fortaleza mental y física es que demanda la mayor preparación y sacrificio.

Las cosas buenas no llegan fácil, y no se valoran igual si no derramaron lágrimas y sudor de la frente. Es una carrera de pura resistencia, donde no necesariamente es quien haga más, sino quien 'aguante má pela'. Como todos los inicios, éste es bien duro. Mi estado actual, como el de la mayoría de los colegas de mi generación, es el de estudiar hasta el cansancio para poder entrar a la especialidad. Nunca pensé que comer tantos libros fuera a ser el pilar de mi dieta, una mucho más estricta que la de cualquier chica gordita a base de ensalada caprese absteniendose de aquel afrodisíaco fondant de chocolate, se los aseguro. A veces me abruma la incertidumbre, llega el cansancio y la desesperación...pero al final del día, de una forma u otra, me recuerdo que "nunca lamentes nada, porque en determinado momento fue exactamente lo que querías", y rápidamente me arrepiento de haberme sentido así con respecto a lo que SÉ que amo hacer; pauso, respiro, y nuevamente le doy a 'play'.

Siempre la vida nos prueba y nos aprueba según nuestras acciones. Y estoy mil por ciento segura que si esfuerzo damos, grandes recompensas es lo que obtendremos.









abril 01, 2013

Abril en Versos

Hay algo en Abril que lo hace *ser* poesía.

Abril trae consigo la primavera, estación del año donde la naturaleza brinda su mejor rostro y se dispone a embellecer todos los rincones del mundo, aún en mis 3/4 de isla de verano intenso y eterno;

La primavera entonces nos regala la flora en todo su esplendor, la belleza de los paisajes que provoca, y el clima favorable que les acompaña;

Las flores, si analizamos, son el detalle más sublime de belleza y representan delicadeza, sutileza y emotividad en el inconsciente colectivo;

Y las mujeres, desde siempre hemos representado para la raza humana todo aquello que una flor.

Entonces, somos las flores de aquellos que escriben en épocas como estas, somos las musas de quienes ven la vida en versos, somos la primavera en escencia. Sino, pregúntenle a Neruda y sus 20 poemas, esos que suelo leer tan a menudo, que de dónde obtuvo la inspiración.

Imposible no amar cada uno de ellos, imposible que una mujer no se deje seducir por ellos; y he aqui una injusta selección de algunos de los versos mas exquisitos para mi, mis favoritos, como muestra de lo que somos nosotras para ellos, por siempre.













noviembre 15, 2012

Un ciclo que cierra

Luego de un buen lapso de tiempo poniendo este blog a "cojer polvo", es momento de volver a escribir. Y es que en estos días es mucha la inspiración para hacerlo, sobre diferentes temas.

En esta ocasión me concierne desahogar mis pensamientos sobre la que será para mi una de las épocas mas agridulces de mi vida. Una época de oro, de juventud plena, de grandes retos -ya superados-, y de grandes lecciones de vida: esos años de universidad en la escuela de medicina.

No es mi propósito resumir aquí las vivencias/clases/profesores más importantes durante el trayecto, pues mi mala memoria probablemente haga que se me escapen muchos, y prefiero oírlo de mis compañeros; lo que sí puedo plasmar es otra perspectiva. Esa que describe la experiencia como tal del estudiante de medicina.

Este estudiante es aquel que ingresa a la universidad al mismo tiempo que todos sus compañeros de colegio, que avanza igual que ellos en el camino...pero que los ve a todos graduarse, y que, aun nunca habiendo reprobado materia alguna, termina de ultimo; es aquel que mientras todos "plazoletean" y muestran sus atuendos de moda compartiendo risas y chismes de los últimos acontecimientos sociales, esta metido en un laboratorio mezclando reactivos e intentando resolver formulas químicas que cree entender, o simplemente esta atrapado en interminables bloques de clases; es el tipo de estudiante que mas horas al estudio dedica, muchas veces no viéndose esto remunerado por las notas, gracias a exámenes extraterrestres creados para ser reprobados; son aquellos que atesoran una salida social, mientras que para otros una salida es solo  una mas; aquellos que celebran el fin de los parciales como si el mundo fuese a acabar, por la gran presión que suponían los exámenes cuatrimestrales para ellos en extensión y contenido; son los estudiantes que en un punto dejan de ser estudiantes y pasan a ser peones en los hospitales públicos de la ciudad bajo el distinguido nombre de "internos de medicina", esclavos de su propio destino, dueños de nada y mascotas de todos; son aquellos que no descansan en los servicios, que se levantan temprano a las rotaciones, que trabajan sin ser pagados, mientras los demás de seguro ya terminan, o ya terminaron, o ya trabajan y son pagados.

Pero nada de lo anterior asombra. Eso es historia vieja que todos saben, porque como todos dicen "estudiar medicina no es fácil!"
Lo que da mas curiosidad es que a pesar de todo esto... uno AMA lo que hace, sin entender por que. Uno se levanta a diario cuestionándose porque no pudo gustarle otra cosa, ya a sabiendas de que esta "condenado" al dulce placer de servirle a los demás.
Con orgullo nos poníamos esa bata blanca de UNIBE, mi universidad, la que me dio tanta 'agua a beber' pero a la que tengo tanto que agradecer, y nos levantábamos antes que el sol para asistir a las rotaciones sin buscar excusas para faltar; con esmero, con atuendos formales para lucir impecables (cosa que, modestia y aparte, nos distinguía de nuestros compañeros de las otras universidades), con el tema académico del día aprendido, o en su defecto con pequeños discursos improvisados en la punta de la lengua por si tocaba defender un argumento; con actitud de labor, vestidos de pie a cabeza en el uniforme quirúrgico  a primera hora en quirófano; con emoción al realizar los primeros trabajos manuales, como suturas, sondas, intubaciones y demás; con disposición de ayudar a la señora aturdida que nos lo pedía a los ojos; con amor al ver hermosos niños que se reían de las muecas que les hacíamos para alegrar sus mañanas; o con el simple hecho de desayunar en la cafetería del hospital, todos juntos, cargando energía para el día que nos esperaba.

De repente todo esto llego a su fin, y como quien quiere tapar el sol con un dedo, me cuesta aceptar que es inminente la partida de este puerto que tantos dulces recuerdos alberga. 

Fueron muchas las horas en aulas de clase, las horas en el laboratorio, las horas estudiando, las noches de poco dormir, los exámenes difíciles, los llantos incontenibles, y las esperanzas rotas; 
pero fueron muchas muchas mas las risas, LAS RISAS... los chistes, los momentos juntos en la plazoleta, las ocurrencias en clases, los intercambios de miradas ante situaciones peculiares, los gestos, la complicidad entre todos y cada unos...las amistades de otras universidades hechas, y sobretodo, la experiencia de gratitud de los pacientes para con nosotros, que con ser solo médicos principiantes, nos apreciaban como Dioses y nos agradecían lo poco que hacíamos por ellos como si fuese lo mas grande.

Un ciclo se cierra, es inevitable; y mi corazón acongojado lo acepta, solo a sabiendas de que fue una etapa vivida de la mejor manera, y que representa la antesala de las grandiosidades que -estoy segura- nos depara la vida a partir de ahora.